El diseño del lugar llama la atención desde su exterior, un enorme local de madera con un diseño muy atractivo y pintado de rojo definitivamente te hace voltear a mirarlo cuando pasas por ahí.
Adentro igual la decoración es de madera tipo rústico, sobresale una gran hielera que de verla comienza a dar sed, también hay mesas muy grandes pensadas en grupos de unas 10 personas.
Pedimos una cubeta de Tecate Light con 6 cervezas que estaban lógicamente bien heladas.
El menú es muy reducido, se basa en hamburguesas, tacos y cortes al hueso cocinados a fuego lento, decidimos pedir 2 piezas de pollo , Baby Ribs , Brisket, Papas Santas y un elote desgranado.
El pollo está olvidable, no es lo mejor que hacen y yo no lo recomendaría, las costillas al natural tienen muy mala cara pero ya le agregas la salsa BBQ y cambian totalmente, tienen ese sabor a leña de mezquite y estan muy ricas, pero el platillo estrella de la tarde fue el Brisket, es tan tierno y jugoso que mi única queja es el tamaño de la porción que me pareció muy reducido.
Las papas estan ricas son a la francesa con un toque de chilito en polvo que les queda muy bien, el elote lo sirven desgranado con mantequilla y queso que si bien estaba muy rico fue lo único que dejamos, por algo será.
La presentación de los alimentos constrata mucho con el estilo del lugar, pienso que si le echaron tantas ganas a todo el ambiente deberían cambiar la forma de servir los alimentos, los platos y cubiertos son desechables, como si pidieras tu pedido para llevar.
El servicio es muy malo o al menos el mesero que nos atendió, pedirle algo mas se convirtió en una misión imposible ya que no tuvo olvidados todo el tiempo.
Los precios me parecieron muy accesibles, un promedio de $150 pesos por persona y vale la pena ir pero solo por el brisket y unas cervezas bien heladas.
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