Es un lugar que desde que llegó a Monterrey era prácticamente imposible entrar si no tenías el tiempo y la paciencia suficiente, listas de espera de mas de media hora prometían un menú espectacular, cosa que esa vez no nos lo pareció tanto pero quise insistir porque tanta gente no puede estar equivocada.
Es un restaurante panadería ideal para ir a cualquier hora, esta vez decidimos cenar.
Al llegar te reciben con chiles en vinagre curtidos con coliflor y otras cosas, pan y una salsa verde, todo muy rico aunque el pan lo esperaba más rico ya que tienen su fama.
Nos ofrecieron de tomar y aunque uno de sus cafés más solicitado es el lechero, Ana pidió un americano que incluye un refill.
De los caldos elegí la sopa de tortilla que resulto cumplidora, viene con chicharrón, queso y aguacate, Ana quería un caldo tlalpeño pero no lo tienen en la carta así que pidió un consomé de pollo especial que vine con arroz y aguacate, como extra pedimos queso y chipotle así tuvo lo más cercano al caldo que quería que para mi gusto estaba muy rico, creo que me gustó más que el que pedí.
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| Sopa de tortilla |
Los precios son accesibles el menú es está completo hay para todos los gustos y para cualquier comida del día.
El servicio es bueno, el mesero amablemente accedió a servirnos un caldo lo más parecido a lo que buscábamos y ellos no tenían, esa es la actitud que quisiera ver en cada lugar al que visitamos.
El estacionamiento es amplio pero como sigue siendo un lugar de moda es posible que batalles para encontrar un lugar sobretodo si vas antes de mediodía, ya es la noche está mucho más relajado.
En resumen es un lugar que vale la pena visitar por su ateción, precios y calidad de sus platillos, será una opción cuando le pregunte que quiere comer y me conteste con un clásico "lo que sea".
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